Quien en realidad cae mejor?

martes, 1 de diciembre de 2009

Abuelo Jackson

Ensimismado en su profesión, cuando era joven se retira de su campus para ir a vivir tranquilo, ya que decía que las grandes ciudades lo alteraban. Aunque esa alteración no era más que una sensación de indiferencia que él sabía que poseía en muchos campus. Algo le llenaba la garganta desde lo interno hasta los externo de gotas de rocío, pero éstas eran más bien calientes como salsa picante, que impedía el paso al estómago a la bebida o comida.
Al sentir su encogimiento en aquel mundo tenebroso lo único que se creyó capaz de hacer fue de huir lo más lejos posible, pero no (ni pensarlo) a otra ciudad. NO. Sino que se fue a un lugar desierto, donde luego de algunos meses construyó su casa... que se fue consolidando en una mansión de paredes blancas y cortinas tangibles y delicadas. Pero, para su amargura, cerca de allí estaba la ruta 66. Desde lejos se escuchaban los motores de los autos y de vez en cuando aparecía un perdido pidiendo socorro. La verdad, no se le hacía muy productivo para si ayudar a otro así que no dudó al cambiar su puerta, abierta para todos, en una de madera negra, pesada, con una cerradura de mil combinaciones; tampoco dudó de cambiar las cortinas suaves y delicadas en pesadas telas rojas y aterciopeladas que traían más polvo del que muchos se esperaban.
James J. Jackson, con sólo unos 40 años, se había convertido en la persona más arrogante y solitaria de este mundo en el momento en que convirtió su tierna mansión en un mundo de Halloween, monstruos, brujas y fantasmas.
Para proteger su propiedad de los perdidos compró grandes rottweiler y un sistema de alarmas en cadena que sonaban como si el mundo se acabara en el instante en que quien sea entrara por la puerta de atrás, adelante, arriba, abajo.
Su hijo, John Jackson, se distanció de él a muchos años antes de que su padre abandonara la ciudad. Aun asi, dentro de su crisis de separación, decidió un poco contrariándose a si mismo, dejara a su hija en la casa de su padre, a quien no veía desde hace ya mucho, y que siquiera sabía que era abuelo.
Los colores favoritos del abuelo Jackson son el verde y el marrón; esto es porque cada vez que piensa en esos colores lo transportan al bosque húmedo, al frío, a la lluvia...
Le encantaba el bosque y por eso era su sueño ir a vivir a uno. Pero debía llevarse la mansión con él y por ello estaba aún indeciso.
Algunas (no todas) de sus características son muy parecidas a las de su nieta. Aunque ninguno se haya visto antes parecen coincidir de muchas formas con muchas opiniones.
Eso da a la trama un cálido clima de compañerismo en ciertos casos.

2 comentarios:

  1. Amo al abuelo Jack!!! Vengo siguiendo esta historia y me gustaria que contaras mas... humildemente te lo pido... soy una gran fanatica!! y tengo MUCHAS preguntas :)

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